En la parte izquierda de la puerta (respecto a quien entra desde el exterior) aparece un grabado en el que la ciudad se dirige al ciudadano que se prepara a cruzarla: Sum munita viris, muris circumdata miris et virtute mea pello procul hostica tela.
Estoy custodiada por soldados, rodeada por espléndidas murallas y lanzo lejos con mi valor los dardos enemigos.
Si trae la paz, acércate más a estas puertas, si buscas la guerra, triste y derrotado te retirarás.
Durante el consulado de la ciudad de Guglielmo Porco, Oberto Cancelliere, Giovanni Maluccelli, y Guglielmo Lusio, y de los placiti (jueces) En la parte opuesta aparece la siguiente inscripción: Desparecido el papel únicamente defensivo y ampliada las murallas, a partir del siglo XIV la puerta fue literalmente engullida por el desarrollo urbanístico, con la construcción del barrio de Ponticello.
También en el siglo XIX, las dos torres se dedicaron a cárcel, igual que le sucedió al cercano Convento di Sant'Andrea (la prisión "della Torre"), y en ella se situaban también las habitaciones de los carceleros.