Durante la segunda mitad del siglo XIX, el comercio progresaba en la ciudad de Oporto.
Y es que la considerada segunda capital de Portugal cuenta con un considerable número de puentes que enlazan la ciudad a un lado y a otro del río Duero.
En su etapa como socio del famoso constructor francés, Seyrig diseñó en la ciudad de Oporto el Puente María Pía, una obra maestra que deslumbró por su sencillez y precio a todos los que presenciaron el concurso para su adjudicación.
El puente se encuentra en una zona urbana aislada sobre el Río Duero entre las orillas graníticas, donde la Catedral de Oporto y el escarpe del Serra do Pilar conforman un valle encajonado.
Ambas cubiertas están ancladas a las orillas del río mediante pilares de mampostería.
La cubierta inferior se asienta sobre grandes cimientos que sostienen cornisas molduradas y cuñas unidas por un arco abatido, enmarcado por vigas entrelazadas.
Desde esta cubierta se proyectan lámparas utilizadas para iluminación, enfrentadas y conectadas, formando círculos decorativos en los ángulos.