Apenas asumido el gobierno el 12 de noviembre de 2019, la entonces presidenta Jeanine Áñez decidió confiar la política comunicacional del país a la periodista paceña Roxana Lizárraga.
Una vez posesionada en el cargo, Lizárraga ingresó con las cámaras de Bolivia TV al edificio de la Casa Grande del Pueblo para demostrar los supuestos lujos con los que vívia el expresidente Evo Morales Ayma.
[1] En una de sus primeras declaraciones públicas, Lizárraga acusó a periodistas bolivianos y extranjeros de sedición y advirtió sobre la posibilidad de iniciar acciones legales.
Según las denuncias, en algunos casos se destruyo el equipamiento de las estaciones transmisoras.
Se redistribuyó de la siguiente manera: