En algunas jurisdicciones se le denomina poder electoral al encargado de supervisar las elecciones dentro de los países democráticos y emitir sentencias sobre los resultados.
La existencia de órganos electorales independientes de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y cuyas resoluciones no pueden ser apeladas ante otras instancias o cortes es habitual en Latinoamérica, siendo comunes en países como Bolivia, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.
[1] En el caso de Nicaragua,[cita requerida] Costa Rica y Venezuela[2] el tribunal electoral tiene además rango constitucional como "poder del Estado" separado.
En algunas de estas naciones se formaron tribunales, cortes y consejos electorales ya desde los años treinta y cuarenta.
Otras naciones cuentan también con órganos electorales pero estos no son permanentes y se disuelven una vez pasadas las elecciones como en Brasil y Argentina, o no son enteramente independientes y se encuentran supeditados al poder judicial de sus países como Colombia.