En el año 2000, muere y en la entrada le dedican un altar como tributo al trabajo que realizó con tanto éxito.
Entre los años 80 y 90, Isidro se dedicó a la música tocando el acordeón de forma profesional, dando voz durante 20 años al grupo Los Tremendos del Norte, que se presentó en algunas partes de México y Estados Unidos.
[5] Cuando la cantina inició, su techo era de lámina y no tenía baño para mujeres.
En años recientes, el Grupo Pesado grabó dos discos en vivo en este lugar.
[7] Sus paredes están cubiertas por memorabilia con fotografías de personajes famosos que han visitado el lugar, así como los exponentes más destacados del género norteño.