En su primera intervención, Collina sería designado para arbitrar en el partido inaugural del Grupo B, donde el seleccionado ibérico se impondría por la mínima diferencia al combinado árabe.Su segunda intervención en los Juegos Olímpicos fue también durante la fase de grupos, al impartir justicia en uno de los cotejos válidos por la segunda fecha del Grupo C. Curiosamente, el ganador de este partido sería el próximo campeón olímpico, quien derrotara al combinado asiático con dos goles sobre los minutos finales del cotejo.Este sería el último partido dirigido por Collina en estos juegos, hasta su designación definitiva para arbitrar la final del torneo.[1] En octavos de final, Collina tenía un gran peso sobre sus hombros, dadas las sospechas acerca de arbitrajes favorables a los equipos organizadores del torneo (Japón y Corea del Sur).Durante un curso de verano para árbitros en Nyon, Collina, que se retiró en 2005, anunció su decisión, aceptada por el presidente Aleksander Čeferin, quien destacó su trabajo en la mejora en todos los ámbitos del colectivo arbitral y dio la bienvenida a Rosetti.