Constituyen alrededor de 19 glifos tallados en una roca arenisca de aproximadamente 3 x 2 x 1.5 metros, representando figuras antropomórficas (perfiles de cuerpos y rostros), zoomórficas (reptiles) y otras figuras abstractas, como espirales, ángulos y líneas paralelas.
[2] Esta roca formaba parte del antiguo bosque amazónico que rodeaba la comunidad nativa, y su existencia era conocida desde mucho atrás por los pobladores de etnia Awajún que pueblan este territorio.
[3] Su difusión a la comunidad global se realizó en mayo del 2024, gracias a las publicaciones del Dr. Gilmer Núñez Gaona,[4] académico estudioso de la etnia, quien fotografió los grabados en las caras laterales de la roca y elaboró una representación idealizada de los bajorrelieves.
Hasta la fecha, ya que no existen estudios arqueológicos aplicados a estos vestigios, no se tienen conocimientos exactos de la datación y origen de estas figuras.
Se presume, por la coloración de la roca, y los líquenes que cubren su superficie, así como la firma gráfica de las representaciones, con manifiesto parecido a las pinturas rupestres de Faical, Potrero Grande, La Letra (Perú) y Chiribiquete (Colombia) que hayan sido talladas por culturas amazónicas de gran antigüedad.