Tras estas reivindicaciones, la opinión pública, los partidos políticos y el primer ministro John Ballance estuvieron a favor de la aprobación del sufragio femenino.
[1] Pese al origen colonial del movimiento sufragista neozelandés, una de sus principales características es el trabajo conjunto de colonas y población indígena.
De hecho, la líder maorí Meri Te Tai Mangakāhia fue un paso más allá de Sheppard y exigió no solo el derecho a voto, sino también que las mujeres maoríes pudiesen optar a cargos electos.
[4] La petición fue firmada en varios lugares del país por mujeres, de 21 años o más, que firmaron con sus nombres y direcciones.
Hubo otras 12 peticiones más pequeñas que no sobrevivieron.