También cultivan naranjas, limones, almendras y otros frutos de la tierra.
Estos árboles han ido adquiriendo un porte majestuoso y merecen ser catalogados como árboles singulares y, por supuesto, dignos de protección contra la tala.
Ahora, tan solo quedan unas paredes y una poza que mana un agua milagrosa para la salud.
En Periana la sierra hace un descanso en pequeñas lomas y largas cuestas de formas suaves, para volver a ahondar el territorio en barrancos que caen hasta el río Guaro, antes de que este río se ensanche en el Embalse de la Viñuela.
Y donde el agua está disponible, al panorama se le unen los frutales (especialmente melocotoneros) que van en aumento a medida que las huertas se acercan a las riberas del río.