Percepción del movimiento
Es la respuesta que nuestro sistema visual ofrece a los estados de estimulación permanentes.La percepción retiniana se da a causa del tiempo (entre 30 y 200 milésimas de segundo) que requiere la retina para enviar la señal nerviosa al cerebro y lo que tarda este en procesar la información.Desde principios del siglo XIX, la persistencia retiniana se ha empleado para explicar que la proyección secuencial de imágenes estáticas ligeramente diferentes podría dar la sensación de movimiento, como en el caso del cine.Aunque muchas fuentes sigan considerando esta teoría como válida, se ha demostrado que la persistencia retiniana por sí sola es incapaz de explicar la complejidad sujeta a la percepción del movimiento.[1] Es la respuesta que nuestro sistema visual ofrece a los estados de estimulación transitorios.Es un efecto parecido al de mirar una rueda en movimiento, ya que la percibimos como un sujeto estático.Así, la frecuencia de proyección aumentó a 48 imágenes por segundo, tan solo haciendo que el obturador cortase el flujo luminoso dos veces por fotograma.[6] Este conjunto de experiencias se llama efecto phi, el cual consiste en una serie de procesos post-retinianos que permiten que interpretemos imágenes fijas cómo movimiento sometiéndolas a una velocidad muy alta .[7] Los psicólogos de la Gestalt establecen que percibimos movimiento aunque ningún estímulo esté moviéndose realmente.Gracias a este efecto entendemos que el atributo más importante para transmitir movimiento, por encima del color y la forma, es la luminosidad.Al inicio, la cadencia era de tan solo 16 fotogramas por segundo, lo cual hacía que en el cine primitivo encontrásemos franjas e interrupciones.