Su rendimiento es tal que los más modernos conformados en uranio empobrecido perforan 900 milímetros de acero laminado RHA a 1.500 metros.
Por sus cualidades no es el proyectil más adecuado para destruir objetos poco o nada blindados, ya que un impacto sobre estos se limitaría a atravesarlos completamente pero sin transmitir la destructiva energía cinética, dejando solo dos pequeños agujeros como prueba de su paso.
Los blindados ligeros, transportes de tropas, camiones y vehículos similares pueden sobrevivir fácilmente a impactos de estos proyectiles siempre que no alcancen sus partes esenciales que impidan su funcionamiento.
El rango es reducido debido principalmente al gran rozamiento aerodinámico causado por la altísima velocidad.
Además lo hacen sensible al viento lateral, motivo por el que los carros de combate más modernos equipan sensores de viento para que sus ordenadores balísticos corrijan tal efecto antes del disparo.