Se caracteriza por una protuberancia frontal gris azulada o blancuzca.
En grupos pequeños o solitarios se alimentan de los frutos caídos.
Se ve altamente presionada por la destrucción de su hábitat y por la intensa cacería, pues le atribuyen falsas propiedades curativas al copete.
La distribución actual de esta especie sugiere que se aisló hace unos 6 millones de años cuando se elevó su cadena montañosa.
[4] No se sabe cuándo cesó el flujo genético entre las subespecies.