Paulina Cabrero y Martínez

Paulina Cabrero poseía una gran destreza- tanto técnica como expresiva- para tocar instrumentos, y según la crítica, sus habilidades como cantante eran exquisitas.Todo ello contribuyó al éxito del que disfrutó entre sus coetáneos, pero si por algo ha pasado a la historia esta compositora, es por haber sido una de las pioneras en la consolidación de la romanza en el territorio español.[3]​ La compositora nació en el seno de una familia burguesa en contacto con la cultura y el arte.Julia Cabrero nació tan sólo un año después, en 1823; Enriqueta, en 1827, y Pablo, en 1830, muriendo Josefa, la madre de los pequeños, en el parto.Ella y sus hermanas, tuvieron la posibilidad de ingresar en el colegio Las Concepcionistas, donde recibieron una educación musical esmerada.La colección Primeras Inspiraciones musicales sería la que marcaría el principio de su carrera.Esta colección, junto a la obra La tumba de mi madre, se estrenó en el mencionado salón en 1842, y ambas fueron aclamadas por la crítica.Recibió reseñas favorables en revistas como El Anfión Matritense, Semanario Pintoresco Español o la Iberia musical,[8]​ donde Soriano Fuertes escribió:[9]​ Desde 1844, fue colaboradora de una revista semanal literaria junto a figuras como Carolina Coronado[6]​, y alrededor de 1845, redujo su ritmo compositivo y emprendió un nuevo viaje a París, donde continuó interpretando soireés.En ella, la autora consigue conjugar el operismo italiano y la romanza gala con elementos melódico-rítmicos de sabor españolizante.No se puede describir la obra de esta compositora sin aludir a la estrecha colaboración que mantuvo con Gregorio Romero Larrañaga, cuyas letras se encuentran en unas 20 composiciones de Paulina.
Primeras impresiones musicales: Himno a su magestad, Temores de la inocencia, Bonheur à toi, La Querella, La plegaria, La partenza, Il trovatore y Coro de monjas .
Himno a S.M la Reina Gobernadora y sus excelsas hijas
Bonheur a toi