No se conoce exactamente la fecha de su boda, pero se sabe que su padre era de origen aragonés y se dedicaba a negocios relacionados con la actividad marítima, actividad que seguiría su hijo mayor Juan, y su madre, Anna María Caldés Orfila, nacida en el año 1723, era menorquina.De esta forma, desde muy joven, Calbó se inició en el campo de la pintura donde muy pronto destacaría por su destreza y buen hacer entre los demás alumnos, hasta el punto que el propio Chiesa recomendó a sus padres que lo dejaran marchar a Italia para desarrollar su talento artístico.En aquellos años, la isla continuaba ocupada por los ingleses, y su viejo maestro, que le había incitado a desarrollar su talento, aún estaba vivo.En 1812 sufre una parálisis en ambas manos, que le obliga a dejar la pintura.Cinco años después, muere en su casa, a los 65 años, y es enterrado en el panteón que poseía su familia en el antiguo recinto del Cementerio Católico de la Ciudad de Mahón.En cuanto a su obra pictórica, está influenciado por su primer maestro, Chiesa, del que adquiere su gusto por la fidelidad, minuciosidad, objetividad y realismo.Durante su estancia en Roma, Calbó se convierte en un claro admirador de Anton Raphael Mengs, al que considera un modelo a seguir.Se conservan poco ejemplos de estos temas, aunque el pintor tiende a imitar fielmente la naturaleza.No obstante, el color se aleja de la realidad dando un tono apagado y grisáceo, otorgando a sus obras una sensación soñadora.Este es el motivo por el cual los retratos son la obra más destacada del pintor.
El vendedor de pelucas en Santo Domingo
, óleo sobre cobre, 36 x 46 cm,
Museo de Menorca
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