De aquellas, en la ciudad existían muchos olivos, que fueron arrasados y quemados como represalia.
El segundo es una escultura de Jaime Quesada Blanco, homenaje a los poetas, trovadores y cancioneros de la tradición oral gallega.
A finales del siglo XIX y principios del XX el paseo comenzó a tomar forma con la construcción de un mirador y la plantación de árboles.
[3] A mediados del siglo XX se construyó el quiosco, un elemento emblemático del paseo, y se realizaron mejoras en la infraestructura.
Ya en el XXI se han llevado a cabo diversas remodelaciones y ampliaciones para adaptarlo a las necesidades actuales, manteniendo siempre su esencia como espacio público.