Partenogénesis en mamíferos

En 1936 Gregory Goodwin Pincus notificó que había inducido partenogénesis en un conejo exitosamente.

Empleando gene targeting, fueron capaces de manipular dos loci H19/IGF2 y DLK1/MEG3 para producir un ratón bimaterno[2]​ y posteriormente demostrar que los ratones sin padre tenían una mayor longevidad.

[3]​ La partenogénesis inducida en ratones y monos suele resultar en un desarrollo anormal.

Esto se debe a que los mamíferos poseen regiones de impronta genética, donde o bien el cromosoma materno o bien el paterno es inactivado en la progenie para que el desarrollo proceda normalmente.

Como consecuencia, la investigación en partenogénesis humana se enfoca en la producción de células madre para su uso en tratamientos médicos, y no como estrategia reproductiva.