Esta zona también es propicia para la recolección de aguas pluviales.
Se calcula que al año se recolectan 5 millones de metros cúbicos[2] de agua pluvial en los suelos porosos del parque, los cuales pasan a ser parte de los mantos acuíferos del sur de la Ciudad de México.
A pesar de ser designada como área protegida la expansión urbana ha puesto en riesgo la integridad del parque, afectando a la fauna (conejos, tlacuaches y gatos monteses) y flora que aquí se encuentran.
Por esto, se han intentado desarrollar varios programas de conservación ecológica y ambiental para promover el cuidado del parque.
También se ha visto afectada por diversos asentamientos irregulares.