Giuseppe Parini

Durante esos años compuso sus primeras odas: La vida rústica, La salubridad del aire y La impostura.

El tono de esta obra es a veces crudo, resentido, en línea con la tradición didáctica y moralista.

Junto a sus odas sociales y civiles e inspirado en la belleza femenina más que en el amor, El don contiene el germen del sentimiento mítico y eterno de la belleza femenina que posteriormente sería retomado por Ugo Foscolo.

El mensaje de 1793, oda compuesta cuando el poeta era ya un anciano, es su último y melancólico himno a la belleza.

Parini, con la mirada nostálgica de la vejez que contempla la juventud, expresa la añoranza por la belleza y el amor ahora ya lejanos en el recuerdo.

La Revolución francesa tuvo sobre el autor un efecto doble y en apariencia contradictorio; por una parte Parini estaba totalmente a favor de los principios de igualdad y libertad que ésta promovía, pero al mismo tiempo era un hombre moderado, que odiaba los excesos.

En esos momentos había mucha expectación por la tercera parte de El día, la cual Parini se resistía a publicar, no solo por razones literarias, sino también porque le parecía poco conveniente atacar literariamente a una clase social sobre la que en ese momento se volcaba toda la violencia revolucionaria.

El carácter culto y elevado de su poesía, aunque impidió grandemente su popularidad, dejó un gran legado espiritual al siglo XIX.

Monumento en Milán.