Constituye por tanto la paradoja la baja movilidad del capital encontrada empíricamente en un grupo de países desarrollados de la OCDE, cuando se esperaba una alta movilidad del mismo.
Si los inversores internacionales tienen libertad y facilidad para invertir su dinero en aquellos países donde obtienen una rentabilidad más alta, la inversión se dirigirá hacia estos países, lo que conduciría a incrementar el precio de la inversión hasta el punto en que la rentabilidad entre distintos países fuese la misma.
La consecuencia sería por tanto que no debería existir relación alguna entre el ahorro y la inversión dentro de un mismo país.
[2][3] En un artículo de 1980, publicado por Martin Feldstein y Charles Horioka, en la revista Economic Journal titulado "Domestic Saving and International Capital Flows", encontraron una alta correlación positiva entre ahorro e inversión en una muestra de 16 países desarrollados de la OCDE durante el periodo 1960-1974.
También existen evidencias en el mismo sentido para el caso de América Latina.