Los síntomas son mayormente mecánicos, pueden incluir dolor y prurito intensos alrededor del ano, sobre todo durante el descanso nocturno, alteración del sueño y pérdida de peso.
El prurito favorece la reinfestación con los huevos que se introducen debajo de las uñas con el rascado, contaminando las manos y facilitando su ingesta.
Los huevos ingeridos eclosionan en el duodeno y maduran en el intestino grueso, donde se alojan.
Puede tratarse con albendazol, mebendazol, piperazina o, más comúnmente, con pamoato de pirantel.
El parásito afecta a todas las clases socioeconómicas de cualquier región del mundo.