Hans Riegel, un confitero de Bonn, fundó la empresa Haribo en 1920.
En 1922, inspirado en los osos amaestrados que se veían en las ferias callejeras y los mercados de Europa hasta el siglo XX, inventó el oso bailarín (Tanzbär), una pequeña golosina de goma con sabor a frutas, dirigido tanto a los niños como a los adultos, y que era mucho más grande que su sucesor, el oso dorado (Goldbär).
[1] El éxito del sucesor del oso bailarín lo convertiría posteriormente en un caramelo mundialmente famoso: el osito dorado de Haribo de 1967.
[1] En Chile, el osito de goma más famoso siempre ha sido el de la marca Ambrosito, junto a Ambrosita, perteneciente a Ambrosoli, de Carozzi.
En México, los ositos de goma más conocidos son los de ricolino, con marca comercial “Panditas”.