Su uso era estacional, pues se utilizaba sólo una cuantas semanas al año, en el inicio de la primavera.
El poblado no pertenecía a ningún pueblo rapanui, creyéndose que allí se alojaban los sacerdotes.
Orongo llegó a ser el foco de este orden emergente, representando así una nueva etapa en la historia y cultura isleña, en la cual la religión y un sistema político diferentes a los anteriores se impuso gradualmente en la sociedad y marcó su devenir hasta fines del siglo XIX, fecha de la que data la última ceremonia celebrada en 1867.
Orongo presenta, desde el punto de vista conservacional y arqueológico, una importante fragilidad.
El moái fue sustraído en 1868 y hoy se exhibe en el Museo Británico de Historia Natural.