En la oración, el santo preguntó a Jesús cuál había sido el mayor dolor que había sufrido en su cuerpo durante su Pasión, y recibió esta respuesta[1]:
[2] El Padre Pío también veneraba la Santa Herida en el hombro de Jesús y la sufrió en su propio cuerpo como un estigma.
[3] Según Stefano Campanella, autor de El Papa y el Fraile[4] El papa Juan Pablo II visitó al Padre Pío cuando era sacerdote y le preguntó qué herida era la más dolorosa.
El padre Wojtyla esperaba que fueran los estigmas de su lado.
Pero el santo respondió: Es mi herida en el hombro, que nadie conoce y nunca ha sido tratada.