El prisionero de la reja de hierro

En esta prisión tuvieron lugar en el año 1992 los sucesos conocidos como Masacre de Carandiru.

Quise hacer una película sobre una cosa de la cual no conocía absolutamente nada.”[1]​ El impactante comienzo donde a partir de polvo y por un proceso inverso se reconstruye Carandiru, deja entrever que hasta entonces se ha hablado poco o nada sobre este asunto.

A lo largo del documental se nos muestras diferentes partes de la prisión: la entrada de nuevos presos y su posterior separación en los diferentes pabellones, cómo se distribuye la comida celda por celda sin que dispongan de un comedor abierto, cómo hay algunos presos que se ganan la vida haciendo diferentes trabajos o las pésimas condiciones en las que están algunos reclusos cuando se filma el hospital de la cárcel.

En un momento del documental, cuando se muestra las celdas de seguridad grabadas por uno de los presos, se evidencia el deplorable estado en el que deben vivir: los presos están 24 horas al día encerrados con tan solo 2 horas libres el sábado para ducharse.

No tienen agua, ni jabón y viven “peor que los animales”,[2]​ hacinados como tales.