Fue asesinada a puñaladas por su hermano, bajo las órdenes de su padre, por haber osado bailar sin el velo en 1929.
[2] Las autoridades soviéticas rindieron honores a Nurjon como heroína de la emancipación femenina y como modelo para las mujeres del pueblo uzbeko en la nueva sociedad socialista.
Miles de personas asistieron al funeral y las mujeres se sacaron el velo ante su ataúd.
Se erigió una estatua en su honor en Marguilan, su villa natal, después de su muerte.
[3] La estatua de esta chica fue juzgada «inconveniente» para los tiempos postsoviéticos, más conservadores y tradicionalistas.