La felicidad de La'axaraxaik se trasuntó en la bella y alegre música que tocaba.
Una noche, su esposa al encontrarlo con otras mujeres, tomó el novike y lo arrojó a la fogata, donde el instrumento ardió creando una luz que formó el lucero del alba (Venus).
Abandonado por su esposa, La'axaraxaik recuperó el novike quemado, pero nunca pudo volver a sacar melodías alegres del mismo.
Mucho tiempo después, un joven que no podía estar con su amada debido a la gran distancia que los separaba, encontró el viejo novike y comenzó a tocarlo, con melodías tan tristes que conmovieron al dueño del bosque, quien entonces recurrió a la magia, para que la mujer pudiera escuchar la música de su amado, quien entonces corrió a su encuentro.
Desde entonces, si un enamorado está separado de su mujer, podrá tocar el novike mientras pronuncia el nombre de su amada, y antes del atardecer el encuentro se producirá.