Nicodemismo

Se distinguen dos acepciones del término: una estricta, la del nicodemismo histórico, como fenómeno de los siglos XVI y XVII, vinculado a la Reforma y la Contrarreforma, y la del nicodemismo en sentido amplio, que designaría toda forma de disimulación religiosa en términos de persecución o censura.

En esta última acepción, nicodemismo y disimulación vendrían a ser casi sinónimos y, de hecho, lo son en numerosos contextos de la investigación histórica actual.

[1]​ El término fue acuñado por Calvino, quien lo utilizó para designar a los protestantes que, para evitar la persecución religiosa, aparentaban un estricto catolicismo público.

[2]​ La palabra deriva de Nicodemo, un fariseo que, según el Evangelio de San Juan (3, 1-21), acudía a escondidas, por las noches, a escuchar a Jesús, aunque simulaba respetar estrictamente los preceptos judíos durante el día.

El nicodemismo se aplicaba, pues, a una suerte de discípulos ocultos, pero siempre de forma censoria; el propio Calvino condenó a quienes preferían la máscara católica al testimonio de la verdadera fe, aunque tal testimonio condujera al martirio.