incorporó el refrán “Pon otro nickel, en el nickelodeon...”, evidentemente refiriéndose tanto a un tocadiscos como a un instrumento musical mecánico, como por ejemplo un pianista que funciona con monedas o orchestrion.
De hecho, a principios del siglo XX, se usaba únicamente para referirse a un pequeño teatro que costaba cinco centavos y no a cualquier máquina de monedas, incluyendo salas de cine con máquinas recreativas, como el Kinetoscopio y Mutoscope.
El famoso historiador de cine Charles Musser escribió, "No es exagerado decir que el cine moderno se inició con los nickelodeons"[1] El nombre “Nickelodeon” se utilizó por primera vez en 1888 con Austin Nickelodeon,[2] situado en Boston, Massachusetts.
Sin embargo, el término se hizo popular gracias a Harry Davis y John P. Harris, quienes abrieron su pequeño teatro el 19 de junio de 1905 con tal nombre en la calle Smithfield, en Pittsburgh, Pensilvania.
Davis y Harris tuvieron tan suma fama con su operación, que su concepto de teatro de cinco centavos lo imitaron inmediatamente emprendedores ambiciosos, del mismo modo que el nombre del teatro en sí.
[5] A medida que Louis B. Mayer envejecía, los “nickelodeon” empezaban a aumentar; reformó el Gem Theater en Haverhill, Massachusetts convirtiéndolo en un “nickelodeon” que abrió sus puertas en 1907 como el Orpheo Theater, anunciando que este sería “el hogar del entretenimiento exquisito comprometido con las películas animadas de los hermanos Miles y sus canciones ilustradas”.
A menudo, los programas funcionaban continuamente y los patrocinadores se unieron a un programa ya en marcha cuando llegaron y se quedaban todo el tiempo que querían.
Por un lado, la competencia económica entre las empresas de producción cinematográfica que ejercercían presión sobre ellos para crear películas más elaboradas y a menudo más largas, para diferenciar una película de otra.
Ben Singer escribió en su análisis sobre los nickelodeon en Manhattan lo siguiente: “ Para la mayoría de la gente... los nickelodeon del gueto de Lower East Side en Manhattan tienen la imagen de pequeños y sucios lugares, considerados símbolo del surgimiento del cine en América”.
Estas se han extraído de un artículo publicado en 1907 en el The Saturday Evening Post: Otras películas de 1907 que también distribuyeron los hermanos Miles a los Nikelodeons fueron: A pesar de los duros años entre 1905 y 1913, los nickelodeons se convirtieron en las víctimas de sus propios éxitos debido a que el público creció rápidamente y se necesitaban auditorios más grandes.
Miriam Hansen ha señalado que el término "espectador" se había convertido en algo común en 1910.