Dos hechos notables, uno positivo y otro negativo, ocurrieron en los play-offs de ese año para Anderson.
Faltando 20 segundos y perdiendo por un punto, Anderson robó el balón a Michael Jordan, anotando la canasta de la victoria.
Se plantaron en la final, después de ganar a los Indiana Pacers en 7 partidos, contra los Houston Rockets.
Tanto marcó este hcho a Anderson, que desarrolló un pánico excesivo a la línea de tiros libres, tanto que en la siguiente temporada promedió tan solo un 40% de acierto, algo inusual en un jugador profesional.
Fue traspasado a Memphis Grizzlies en el verano de 2001, donde apenas pudo jugar 15 partidos, acabando por retirarse del baloncesto en activo.