Allí conoció al que se convertiría en su gran amigo, Antonio delli Sorici, y a Gian Pietro Carafa, futuro papa Pablo IV.Disgustado por la decisión de Franco y tras varias disputas verbales, lo atacó con un puñal, hiriéndole en el rostro.Por ese motivo, Niccolò Franco decidió mudarse de nuevo, esta vez a Roma, ciudad en la que logró, finalmente iniciarse como escritor y libelista, poniéndose al servicio de ciudadanos ilustres que le encargaban pasquines y libelos difamatorios contra varias personalidades del país.Fue este oficio el que le trajo más problemas, sobre todo cuando aceptó el encargo del procurador fiscal apostólico Alessandro Pallantieri: un libelo infamante contra el papa Pietro Carafa, acto que provocó la destitución inmediata de Pallantieri.El nuevo papa ordenó inesperadamente la revisión del caso Carafa, en el que Niccolò Franco se había visto relacionado años atrás.