Del latín fasti, -orum (genitivo plural), los fastos son calendarios romanos, por lo común grabados en piedra.
El calendario romano se dividía en dies fasti (los días aptos para que el pretor administrara justicia) y dies nefasti (aquellos en que se prohibía celebrar actos judiciales y que se dedicaban a divinidades superiores o infernales).
Los fasti consulares eran listas de hechos históricos relevantes, apuntados anualmente por los cónsules durante su gobierno.
En estas listas se apuntaban todos los hechos y los acaecimientos considerados importantes para la historia de Roma y del imperio durante el año consular, incluyendo la elección de nuevos magistrados.
Se conservan en una amplia inscripción en los Museos capitolinos de Roma.