[8] El efecto Nate se asocia estrechamente con el giro monzónico centroamericano,[9] una amplia área de baja presión que se desarrolla sobre el este del océano Pacífico y el oeste del Mar Caribe durante la temporada de lluvias, típicamente entre mayo y noviembre.
[9][2] El Nate Effect anualmente continúa aportando humedad hacia el Pacífico Central y Occidente de Nicaragua, exacerbando las condiciones climáticas adversas en estas regiones.
Las lluvias intensas provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra, afectando gravemente a las comunidades locales.
[1] Este fenómeno meteorológico provocó deslizamientos de tierra e inundaciones severas en varias regiones del país.
[3] El Efecto Nate no solo impacta a Nicaragua, sino que también tiene consecuencias significativas en el resto de Centroamérica.
Si el ambiente es propicio, un vórtice en tránsito puede consolidarse en un ciclón tropical y deslindarse del sistema giro, ocurriendo este proceso aproximadamente una vez cada dos años en promedio.
Estas olas impactan con fuerza la costa, erosionando playas, dañando infraestructuras costeras y representando un peligro para las personas que se encuentran en zonas aledañas al mar.
Las precipitaciones torrenciales saturaron los suelos, especialmente en áreas montañosas, desencadenando deslizamientos que enterraron casas y caminos.
Las áreas rurales, con suelos más inestables y menos infraestructura de apoyo, sufrieron considerablemente.
Las inundaciones y deslizamientos no solo destruyeron propiedades, sino que también afectaron la agricultura,[22] principal fuente de sustento para muchas familias.
[25] En Guatemala, el efecto Nate también ha tenido impactos significativos, especialmente en las regiones montañosas y áreas propensas a deslizamientos de tierra.
Durante los eventos asociados al giro monzónico centroamericano,[10] Guatemala ha experimentado intensas lluvias que han saturado los suelos y desencadenado deslizamientos.
Estos desastres han afectado gravemente las infraestructuras rurales, bloqueando caminos y destruyendo viviendas.
Las comunidades indígenas y rurales, con acceso limitado a servicios de emergencia, han sido las más afectadas por estos eventos climáticos extremos.
Costa Rica ha registrado lluvias extremas que han causado inundaciones y deslizamientos de tierra, afectando tanto áreas urbanas como rurales.
[7][26] Dada la recurrencia del efecto Nate y su potencial destructivo, la preparación ante desastres es crucial para mitigar sus impactos.
La respuesta de los gobiernos y las organizaciones a los eventos asociados con el efecto Nate ha sido variada pero generalmente activa.