Durante la Guerra Fría era un objeto Top Secret con la denominación LOSK 0101/1, un llamado Hospital Antiaéreo Quirúrgico.
La exposición se llevó a cabo con la colaboración del museo japonés Hiroshima Peace Memorial Museum.
Enfermeras voluntarias de la Cruz Roja Internacional (entre ellas condesas húngaras) les ayudaron en su trabajo.
Soldados alemanes fueron atendidos también, pero ellos principalmente utilizaron su hospital en el mismo sistema de cuevas.
Como el hospital tenía sus generadores propios, durante el asedio era posible atender a los heridos y hacer radiografías en una época cuando esos ya no eran posibles en la mayoría de los otros hospitales de Budapest.
El día de la ruptura los enfermos ambulantes se fueron del hospital.
Como los soviéticos pidieron no tener soldados en el territorio del Hospital de la Roca, todo el mundo se vistió en ropas civiles, así nadie sufrió ningún daño.
Debido a la tensión de la Guerra Fría, decidieron sobre la ampliación del hospital, en 1952 se construyó una nueva sala del hospital y se volvió a equipar también.
Según sus planes sus médicos y enfermeras destacados hubieran subido al Hospital de la Roca para sobrevivir un ataque químico o nuclear.
Después de 72 horas con todas las puertas cerradas hubieran abierto el hospital para curar a los heridos.
Como nadie se atrevió a clausurarlo, el Hospital San Juan se encargó del Hospital de la Roca y la Defensa Civil lo utilizó de almacén.
Los médicos y enfermeras mandados a la instalación hacían las prácticas de la defensa civil en el hospital hasta los mediados del los años 80.
Desde 2004 los técnicos del Hospital San Juan estaban encargados de las mantenuaciones temporales.
En 2014 el Misisterio de Recursos Humanos le otorgó la clase del museo temático.