El Museo Diocesano de Tarragona fue fundado por el arzobispo Antolín López Peláez en 1914.
La fundación partía de dos colecciones antecedentes, la del arzobispo Francesc Fleix i Solans (1869) y la del arzobispo Tomàs Costa i Fornaguera (1900).
Instalado inicialmente en una dependencia del claustro, en 1932 se amplió con la incorporación de la capilla de Corpus Christi.
En 1973 se tuvo que cerrar debido a que las instalaciones estaban obsoletas.
Todas las obras permiten una lectura cronológica de la actividad artística, los estilos y las escuelas del ámbito de la diócesis de Tarragona.