Municipium

De hecho, aunque el funcionamiento es igual al de Roma y los ciudadanos tienen los mismos derechos que cualquier romano en las colonias, los municipios necesitan una reestructuración o reordenamiento jurídico-político para poder considerarse legalmente una ciudad romana.Si se desea definir la estructura política del Imperio romano, lo más correcto es acudir a la explicación que ofrece en la segunda mitad del siglo II un orador y senador oriundo de Grecia, que afirma que es un conjunto de ciudades coordinadas por la autoridad imperial.En efecto, la organización política básica del Imperio romano siempre fue la ciudad, y ello se debe a dos realidades complementarias, Roma, en un principio, era una ciudad-estado, desarrollada en un mundo de ciudades-estado, como eran, por ejemplo, las polis griegas, que se había adaptado, de forma imperfecta, a un territorio mucho más grande que el suyo inicial, antes dentro de Italia y, posteriormente, a lo de un gran imperio territorial, y que, por lo tanto, tendía a reproducir su propia estructura en todas partes.[3]​ El modelo que Roma aplicó, creando o reformando ciudades por todos los territorios a ella sometidos, ya había sido ensayado por la República romana en Italia,[4]​ entre el siglo VI y los principios del siglo I a. C., creando tres clases de ciudades: colonias, municipios y ciudades aliadas, estas últimas habitadas por los socii.[8]​ Las ciudades organizadas de forma romana eran las colonias y los municipios, mientras que las aliadas y las sometidas conservaban su organización original, aunque con el tiempo tendían a asimilarse a la de las ciudades romanas.
Ruinas de Munigua, un municipium del imperio romano, ubicado en la actual Andalucía, España.