El capitán Dürler, que había visto como asesinaban a sus cinco guardias, le pidió al rey una orden por escrito que ha llegado hasta nuestros días.
Cuando el rey se la facilitó, acató la orden, y al salir del palacio, indefensos, fueron masacrados sin piedad por los revolucionarios y sus cabezas fueron puestas en picas en las calles de la ciudad.
[6] Entre los guardias suizos en Francia que sobrevivieron a la insurrección y los soldados de once regimientos dispersos, en torno a 350 se unieron más tarde al Ejército revolucionario francés de la República francesa, mientras que otros se unieron a las fuerzas contrarrevolucionarias en la Guerra de la Vendée.
Comenzó a reunir dinero en 1818, sobre todo entre las casas reales europeas, para la creación de un monumento en honor de la Guardia Suiza, ya que esta masacre causó una gran consternación en Suiza.
Aunque la obra fue diseñada por el danés Bertel Thorvaldsen, fue ejecutada por Lukas Ahorn (1789-1856) un albañil de Constanza, ciudad alemana fronteriza con Suiza, con una piedra arenisca de la misma ciudad de Lucerna, que durante años fue explotada como cantera para construir la ciudad.
En la parte superior del monumento consta la inscripción latina Helvetiorum Fidei ac Virtuti que significa "a la lealtad y la valentía de los suizos".