Mitología nazca
En el valle de Palpa, en el Perú, se encuentra una gigantesca y casi invisible construcción, realizada con piedras de pequeño tamaño, marcando sobre su suelo una serie de figuras que parece imposible hayan sido realizadas sin que se pudiera observar y dirigir su construcción desde algún lugar elevado.Pertenece este dibujo monumental a la cultura de Nazca, que ya los españoles conocieran en parte, a pesar de haber sido uno de los muchos pueblos absorbidos por la expansión del Imperio inca.La moderna leyenda ha querido ver en Palpa toda clase de artificios mágicos y hasta extraterrestres, pero este valle tenía otra utilidad mucho más precisa: la observación astronómica.Las líneas marcan puntos que guardan relación con el solsticio y el equinoccio, y debieron servir de instrumento de medida para establecer el calendario solar.En cuanto a los verdaderos mitos de Nazca, no se sabe tampoco demasiado, aparte de la existencia del felino moteado, tal vez personificación de Pachacámac, cuando aparece rodeado de serpientes, del puma o gato del agua o de los lagos y del gato-demonio; también aparece la figura del demonio del zigzag, con una serpiente sobre su lomo, la del hombre-ciempiés, la araña de ocho patas y las más locales (Nazca era un pueblo pescador) de la ballena, la terrible divinidad llamada Boto, una especie muy particular de dios de todos los terrores; pero no hay que olvidarse tampoco del dios del Mar, con cuerpo de pez, cara cubierta de ángulos y un cetro o una cabeza cortada en su mano, y la del Poderoso Señor del Mar, que suele representarse en escenarios de peces y pescadores, más como la figura de un ser legendario de su historia que como la de un dios de la mitología nazca.