Misa gregoriana

La misa gregoriana es una tradición que consiste en la celebración de treinta misas durante treinta días seguidos por una misma intención, generalmente el eterno descanso del alma de un difunto.

Esta práctica fue iniciada en el siglo VI por el papa Gregorio Magno, quien en el año 590 ordenó que se celebrara la Santa Misa de esta forma por el fallecido monje benedictino Justus, al que se le encontró dinero que no debería haber tenido debido a su voto monástico de pobreza.

Después de la trigésima misa consecutiva, Justus se apareció frente a un hermano llamado Copiosus, diciéndole que había llegado a la comunión con Dios, es decir, pasando del purgatorio al cielo.

Este suceso dio lugar a la tradición de las treinta misas consecutivas, precisamente llamadas gregorianas.

[1]​ Las treinta misas gregorianas deben celebrarse durante treinta días consecutivos para un mismo fallecido, aunque no es necesario que las celebre el mismo sacerdote.

Celebración de la Misa tridentina .