[1] Ha sido certificado por la Iglesia católica como un milagro eucarístico, el más antiguo documentado.
[2] Durante la misa, al proclamar las palabras de consagración ("Este es mi cuerpo.
Esta es mi sangre"), con dudas en su alma, se afirma que el monje vio el pan transformarse en carne viva y el vino transformarse en sangre,[2] la cual coaguló en cinco glóbulos (supuestamente correspondientes al total de las llagas que Cristo sufrió en la cruz) irregulares y de diferente tamaño y forma, que tienen la particularidad de pesar 15,18 gramos[3] cuando son pesadas tanto las cinco juntas, como cualquier combinación de las mismas por separado (siendo que cada una tiene su propia forma y tamaño desigual).
[4] Las personas que fueron testigos presenciales difundieron rápidamente la noticia por toda el área, y el arzobispo ordenó una investigación.
Se conservaron en la Capilla Valsecca desde 1636 hasta 1902, cuando fueron reubicados a un nuevo altar.