Todo comenzó en 1983, con los Mercedes-Benz 190E 2.3-16, berlinas deportivas con motores de culata multiválvulas diseñada por Cosworth.
Su aerodinámica había evolucionado - poniendo de relieve su importancia en una competición cada vez más fiera.
Aunque su potencia era de 207 CV (204 HP; 152 kW), su motor era diferente al 2.5-16 "estándar".
Sus pasos de rueda fueron ensanchados, sus paragolpes rediseñados y en la zaga se montó un gigantesco alerón.
Sorprendentemente, el coeficiente aerodinámico se redujo hasta 0,29, dejando a los ingenieros de BMW asombrados.
Desde luego, no era un simple 190E con un pack estético y un motor potenciado, era mucho más.
La puesta a punto del coche era madura, evolucionada y más deportiva.
Su suspensión era regulable en altura desde el interior del coche y sin ser en absoluto blanda, todavía permitía largos viajes en carretera.