En un sentido más específico, surge a partir de la internalización de las acciones sensorio-motrices (sensaciones y movimientos propios).
Fundamentalmente, desempeña dos funciones, una retrospectiva y otra prospectiva.
La retrospectiva es percibir los movimientos realizados por el propio cuerpo, y la prospectiva nos prepara para acciones subsiguientes.
La memoria de trabajo no-verbal permite conectar mentalmente sucesos que ocurren en un momento dado, la conducta desarrollada por el sujeto frente a la percepción de esos sucesos y sus posibles consecuencias.
Se desarrolla entre los 3 meses y los 10 años.