Poco tiempo antes de que se llevara a cabo la ejecución, él y su camarada Moshe Barazani se suicidaron en su celda haciendo explotar una granada oculta en una naranja.
El último comandante del Irgún y primer ministro israelí Menájem Beguin se sintió tan conmovido por la acción de estos dos personajes, que pidió ser enterrado junto a sus tumbas en el Monte de los Olivos.
En el 2007, el hijo mayor de Thomas Goodwin, Dennis Goodwin, donó la Biblia que Feinstein le había regalado a su padre al Museo de los Prisioneros Clandestinos en Jerusalén, en el marco de una ceremonia conmemorativa por las seis décadas transcurridas desde aquel suceso.
[4][5] Cuando Feinstein fue condenado a la horca en abril de 1947 por un tribunal militar británico, pronunció un discurso acusador contra las autoridades del Mandato, difundido pocos años después por Menajem Beguin en su libro "La Revuelta": Debéis estar realmente ciegos.
Y la respuesta para ello es solo una: seguimos viviendo, pero no para hacerlo temiendo un nuevo Treblinka o agachando la cabeza ante nuestro verdugo.
Quedamos con vida para impedir que aquél horror se repita y suceda lo que pueda llegar a suceder bajo vuestro régimen de terror y sangre.