La necesidad de usarlos en los acueductos se remonta a la antigua Roma, ya que en esta metrópoli existía una gran necesidad de distribuir el preciado líquido a los habitantes.Debido a que este líquido, al principio, se distribuía de manera gratuita, los pobladores no lo aprovechaban de una manera eficiente y el agua era desperdiciada, así que las autoridades decidieron hacer un cobro igual a todos los habitantes por el uso de este.Ya a finales del siglo XIX, en Inglaterra, se observó que hacer el mismo cobro a todos los habitantes era algo injusto y no equitativo, así que se pusieron a la tarea de desarrollar un medidor de agua, con el cual se contabilizara el consumo de agua total y se realizara el cobro respectivo, este sistema sirvió al principio y por un buen tiempo, hasta que usuarios inconformes con el cobro violaban la seguridad del medidor y le introducían toda clase de objetos para que se alterara la medición, por ello se han desarrollado una serie de medidores antifraude y además se ha incorporado en la normatividad legal de casi todos los países del mundo como delito la alteración de cualquier tipo de medidores.Los dos tipos más habituales son los de pistón[4] y los discos rotativos.Los acoplados son muy útiles en conductos muy grandes, mientras que los de flujo a través se usan para instalaciones en domicilios o comercios.