La historia era dramatizada: después de una breve introducción en verso, el meddah contaba la historia interpretando varios papeles, cambiando la voz y el tono, e imitando dialectos diferentes.
La tradición del meddahlik es muy antigua, y los temas de las historias eran a menudo sacados de hechos reales, cambiados para agradar al público o para adaptarse a la situación política.
El lado cómico a menudo era evidente, y los personajes se convertían en auténticas caricaturas.
El espectáculo no tenía límites de duración: tradicionalmente, los buenos meddah sabían adaptar la historia a la reacción del público.
El meddah fue declarado Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2003.