Wander tuvo una juventud difícil al tener que dejar la escuela a los diecisiete años de edad para ganarse la vida.
No parecía tener mayores aspiraciones en la vida hasta que conoció Fred Wander, sobreviviente del Holocausto, que más tarde se convirtió en su marido, Fred Wander, tras el divorcio de este de su primera mujer.
Luego publicó su primer libro, Guten Morgen, Du Schone (Buenos días, guapa), que contiene 19 de los monólogos de diferentes mujeres que hablan sobre su día a día.
Maxie quedaría afectada para siempre, pero se volcó en el trabajo doméstico (un reto hercúleo en una economía de escasez), sus otros dos hijos y la escritura: cartas, diarios, relatos cortos y guiones.
Murió ese mismo año, pero pudo disfrutar la gloria inmediata y retroalimentación positiva de su libro.