Los indígenas que habitaban y trabajaban en ese sector buscaban mejores condiciones laborales, esto gereró una violenta reacción por parte de las autoridades.
[1] Entre 1907 y 1933 la Sierra Centro Norte tenía a la hacienda como un mecanismo de control territorial.
Luis Fernández Salvador enunció que la hacienda Leito tenía de 80 a 100 arrendatarios; los mismos que debían pagar un arrendamiento en dinero y cumplir con jornadas de trabajo, dos días al mes, en la hacienda.
Un grupo de 70 soldados del ejército junto a Carlos Loza, Jefe Político de Pelileo, asesinó a los campesinos que se impusieron ante la represión del ejército.
El levamiento indígena se justificó porque las pensiones de arrendamiento eran muy altas; y la represión militar se argumentó porque los arrendatarios establecieron un gran dominio sobre parte de la hacienda y esto no era conveniente para su dueño.