Markus Meurer desde niño se ve inmerso en el arte marginal por parte de su padre, un artista outsider que realizaba esculturas en piedra.
Sus esculturas son del tipo animista e híbrido que representan personas, animales y máquinas.
[2] En 2008 con la ayuda de un amigo, él y su esposa regresan a Alemania.
En las esculturas se hace notable su perspectiva firme de la forma y figuración.
En una mirada detenida se aprecia sin embargo la unión de objetos como rasuradoras usadas, baterías, timbres de bicicleta, condones, muñecas, plástico y otros elementos que forman imaginativamente estas figuras y esculturas.