Mario Benedetti

En su testamento dejó creada la Fundación Mario Benedetti para preservar su obra y apoyar la literatura y la lucha por los derechos humanos en Uruguay (en especial el esclarecimiento del paradero de los detenidos desaparecidos de ese país).

[2]​ Residió en esa ciudad junto a su familia durante los primeros dos años de vida.

La familia, sin embargo, se trasladó a Tacuarembó por asuntos de negocios.

[5]​ Desde los catorce años trabajó en la empresa Will L. Smith, S. A., de repuestos para automóviles, y luego se desempeñó en múltiples oficios para ganarse la vida (recadero, empleado en una inmobiliaria, taquígrafo, funcionario público).

Ese mismo año obtuvo el Premio del Ministerio de Instrucción Pública por su primera compilación de cuentos, Esta mañana —Benedetti fue ganador del galardón en repetidas ocasiones hasta 1958, cuando renunció sistemáticamente a él por discrepancias con su reglamentación.

Sin embargo, esta alternativa se vio frustrada por un golpe de Estado que instauró en Uruguay una dictadura cívico-militar.

[6]​ Por sus posiciones políticas abandonó Uruguay, partiendo al exilio en Buenos Aires, Argentina.

[8]​ Al año siguiente, Benedetti residió en Madrid y posteriormente en la isla de Mallorca.

Además, durante esos años publicó una de sus novelas más conocidas: Primavera con una esquina rota.

En 1986 recibió el Premio Jristo Botev de Bulgaria, por su obra poética y ensayística.

En la ocasión también se exhibió el documental Palabras verdaderas, de Ricardo Casas.

Ese mismo año recibió la Orden de Saurí, Primera Clase, por sus servicios prestados a la literatura.

Ese mismo año, recibió el Premio ALBA, otorgado por Venezuela.

Fue sepultado en el Panteón Nacional del Cementerio Central de Montevideo.

En España, el Instituto Cervantes ha organizado un congreso internacional a celebrarse en Alicante en 2020.

[17]​ En Uruguay, la Fundación Mario Benedetti organizó una exposición de cuadros y dos charlas.

Benedetti se caracterizó por ser un crítico de cine duro y, en ocasiones, lapidario.

Si bien sus críticas fueron pocas, estuvieron a la altura de los grandes de la época de oro: Homero Alsina Thevenet, Emir Rodríguez Monegal, Hugo Alfaro, José Carlos Álvarez, Hugo Rocha, Gastón Blanco, Jorge Ángel Arteaga, Giselda Zani, Antonio Larreta y Manuel Martínez Carril.

Señalización de los Jardines de Mario Benedetti, en Madrid, España.