Según algunos investigadores, María estaba profundamente enamorada del heredero; este, por el contrario, sumido en una profunda depresión, había decidido suicidarse; pero, ante el miedo a morir solo, propuso a María quitarse la vida juntos, a lo que ella accedió.
[2] El 13 de enero, el heredero al trono le regaló a la baronesa un anillo con la leyenda: Aquel mismo día, María fue al estudio de su fotógrafo en Viena y, a continuación, redactó su testamento.
Böger en 1889, desconociéndose por ahora más datos al respecto.
Gerd Holler (Mayerling, die Lösung des Rätsels, 1983), un joven médico local, fue requerido para examinar sus restos, antes de volver a enterrarlos, comprobando que estos no presentaban herida de bala alguna, lo que echaba por tierra la teoría de que Rodolfo le hubiese disparado.
No conforme del todo, Holler esperó que se abriese el Archivo Apostólico Vaticano para cotejar los resultados de su investigación con la que se había realizado en su momento para decidir si sus cuerpos podían recibir sepultura eclesiástica: este primer análisis también había llegado a la conclusión de que el arma homicida solo había sido disparada una vez, y la víctima habría sido Rodolfo; por eso su cabeza aparecía vendada.