Marguerite Gérard (Grasse, 1761 - París, 1837) fue una exitosa pintora y grabadora francesa en el estilo rococó.
A los ocho años su hermana Marie-Anne y Jean Honoré Fragonard, ya conocido pintor rococó, se casaron.
Con catorce años, Fragonard se convirtió en su profesor y empezó a colaborar con él en su taller.
Esto le permitió dedicar su vida plenamente al arte, una carrera que continuó con éxito comercial durante más de cincuenta años.
Marguerite se convirtió en aprendiz de Fragonard a los dieciséis años, trabajando en colaboración con él para crear sus primeras obras.
Como estos artistas holandeses, Gérard pintó detalles meticulosos utilizando pinceladas finamente mezcladas.
Otros clientes fueron el rey Luis XVIII y varios miembros de la clase alta.
Los coleccionistas acaudalados adquirían pinturas originales para exhibir en sus casas, mientras sus grabados se extendieron entre la clase media.
La técnica impresionista y los temas cotidianos hicieron la obra de Gérard muy popular entre los franceses.
Al mismo tiempo, Élisabeth Vigée-Le Brun expuso su retrato del pintor en el salón de 1789.